A finales de 1988, la llegada del gran portero ruso Dassaev a La Liga desbordó el Aeropuerto de Sevilla.
Recalaba en el Sánchez Pizjuán, procedente del Spartak Moscú, el que era por entonces considerado el mejor guardameta del mundo.
No fue fácil su adaptación al fútbol español, pero caló hondo en la hinchada sevillista, pese a que sólo permaneció dos temporadas en el club hispalense.
Sus últimos meses en tierras andaluzas hizo que el meta ruso pusiera fin a su carrera, desechando ofertas de clubes europeos y envuelto en polémicas sobre su vida personal.
Recalaba en el Sánchez Pizjuán, procedente del Spartak Moscú, el que era por entonces considerado el mejor guardameta del mundo. No fue fácil su adaptación al fútbol español, pero caló hondo en la hinchada sevillista, pese a que sólo permaneció dos temporadas en el club hispalense.
Sus últimos meses en tierras andaluzas hizo que el meta ruso pusiera fin a su carrera, desechando ofertas de clubes europeos y envuelto en polémicas sobre su vida personal.
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